Cuando echo la vista atrás y contemplo esta pequeña maravilla que es mi vida, sonrío a pesar de las heridas. Todas las piezas van encajando y forman círculos concéntricos donde una causa genera una consecuencia, las experiencias provocan decisiones y el presente es coherente con el pasado. Porque siempre somos un poco lo que nos hacen, aunque prefiramos olvidar.
A cada paso, me descubro inundada de contradicciones que me ayudan a salir a flote. Soy una romántica, que ha perdido la fe en el romanticismo; una calma ebria de actividad; una ingenua, desconfiada; una hermana menor orgullosa de su mediocridad.
Soy un alma libre con corazón de mimbre. Albergo sentimientos intensos por individuos a los que apenas conozco frente a la rutina de quienes de verdad quiero. Sin embargo, he aprendido a dejar atrás pequeños amores que me roban tiempo y a dar prioridad a esas personas que son familia sin serlo. Tengo tanta gente dentro... que en los momentos de oración, lagrimean los recuerdos.
Soy un alma libre con corazón de mimbre. Albergo sentimientos intensos por individuos a los que apenas conozco frente a la rutina de quienes de verdad quiero. Sin embargo, he aprendido a dejar atrás pequeños amores que me roban tiempo y a dar prioridad a esas personas que son familia sin serlo. Tengo tanta gente dentro... que en los momentos de oración, lagrimean los recuerdos.
La lucha entre la búsqueda de armonía y la necesidad de conflicto, va a acabar conmigo un día de estos. Sufro daltonismo social en un mundo enfermo y veo el paisaje según los colores de mi lienzo. Habito de tantas formas en el centro de mí misma que cuando no me sorprendo, me doy miedo. Ardo siendo hielo y sólo me reencuentro en mi laberinto de deseos.
Grito en silencio cuando las musas me muerden los dedos y escribo secretos que no digo, pero que pienso. Callo ante lo que no comprendo y no me achanto ante el postureo moderno. Adivino cenizas entre las letras de un cuaderno y me pregunto si es posible nacer de nuevo. Si me das a elegir entre la lluvia o el viento, escojo el sol para que ilumine mi sendero. Quiero ser la claridad del cielo, pero me intoxican los nubarrones del invierno. Y me alegro: puede que nunca vuelva a ser lo que estoy siendo.