"Henos aquí. Igual que en las grandes historias Sr. Frodo, las que realmente importan,
llenas de oscuridad y de constantes peligros, esas de las que no quieres saber el final, porque ¿cómo van a acabar bien? ¿Cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido?
Pero al final, todo es pasajero. Como esta sombra. Incluso la oscuridad se acaba para dar el paso a un nuevo día, y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan el corazón, porque tienen mucho sentido, AUN CUANDO ERES DEMASIADO PEQUEÑO PARA ENTENDERLAS"
llenas de oscuridad y de constantes peligros, esas de las que no quieres saber el final, porque ¿cómo van a acabar bien? ¿Cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido?
Pero al final, todo es pasajero. Como esta sombra. Incluso la oscuridad se acaba para dar el paso a un nuevo día, y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan el corazón, porque tienen mucho sentido, AUN CUANDO ERES DEMASIADO PEQUEÑO PARA ENTENDERLAS"
- Sam en 'Las Dos Torres' -
Era noche cerrada y una densa niebla desdibujaba los contornos. Había llovido y hacía frío. Mi aliento dejaba estelas de vapor en la bruma. La calle se hallaba desierta y el silbido del viento acompañado por el parpadeo constante de las farolas había sembrado en mí una inquietud. Respiraba con dificultad. La ansiedad me oprimía el pecho. En medio de aquel silencio aterrador, envenenado de una soledad marchita, se oía el eco de mis pasos inciertos, apresurados, y el crujir de la hojarasca bajo mis pies. La puerta del templo se encontraba sellada, velando el descanso de los clérigos y un viejo postigo golpeaba el cristal de una de las ventanas con vehemencia.
Sabía que no estaba sola. Era la hora de los fantasmas. Esos que te observan desde la oscuridad para asaltarte, devorarte y recordarte lo vulnerable que eres.
Entonces, la vi. Al principio, una llamita tenue que se hacía más vigorosa conforme me aproximaba. Debía ser la única hoguera encendida en toda la ciudad. De hecho, ni siquiera estaba segura de que estuviera permitido encender una fogata en plena acera, aunque estuviera en la periferia.
Él estaba junto al fuego. Cuidaba de que no se apagase, echando más ramas secas de vez en cuando. No me asustó su tosca presencia, porque todo en él transpiraba bondad. Sonreía como un niño que todavía no ha recibido una herida y, sin embargo, todo en aquel hombre parecía herido.
Vestía de sayal y se protegía de la humedad con una capa de lana de cordero. Pies descalzos y manos encalladas. El rostro era moreno, rugoso, marcado, como el de alguien que se ha expuesto al sol por demasiado tiempo. Me miraba. Y en su mirada, me encontraba inocente de nuevo. Con un gesto, me invitó a sentarme a su lado. No sé por qué intuía que él deseaba que yo estuviera allí, cerquita suya, como la niña de sus ojos. Y era imposible tenerlo tan próximo y resistir el impulso de abrazarle. Olía a incienso y mirra. Su abrazo era hogar y refugio seguro.
El semblante del hombre irradiaba una ternura infinita, una pureza eterna. Acarició mi mejilla con su tacto áspero, pero yo la acogí como la caricia más suave, cálida y sincera. Y su alegría serena era contagiosa. Por eso era tan bello. No podía dejar de contemplarle.
Hablaba con paz, narraba historias y contaba chistes como nadie. Su risa era la carcajada clara y espontánea de quien tiene un corazón simple. No había engaño en su boca. Quizás por eso, después de un rato, el temor se había esfumado. Podía confiar.
Me preguntó si quería comer algo. Y lo hizo con la cortesía de un corazón que es todo mansedumbre y conoce la debilidad. Sacó de su zurrón una botella de vino y una hogaza de pan, lo partió y me tendió una parte. Era blandito como recién sacado del horno. Alivió mi sensación de hambre, otorgándome una nueva fortaleza.
Todavía las tinieblas cubrían el cielo cuando se levantó y recogió su cayado con intención de marcharse. ¿Pensaba abandonarme allí sola? Le agarré del manto y le supliqué que se quedara. Pero él, dándose la vuelta, me alzó del suelo y colocó su manto sobre mis hombros. Su mirada firme infundía seguridad y ánimo.
Se alejó con una pronunciada cojera que le confería un toque divertido a su andar. Se ocultó en el horizonte a la vez que la última sombra se desvanecía y un óleo de naranjas y tonos malvas se desparraban sobre el lienzo del cielo. El sol como esfera escarlata se desperezaba con lentitud ante un amanecer azul. A mi alrededor, la vida surgía. Los pájaros cantaban, un águila atravesó el firmamento con su elegante vuelo y dos tórtolas mantenían una animada conversación desde la acacia situada en la vereda. Los colores explosionaban desde los árboles en flor, a pesar de ser otoño; y las campanas del la iglesia comenzaron a repicar, anunciando el oficio matutino.
Regresaba la armonía escoltada por un precioso arcoiris. La oscuridad solo era un vago recuerdo, una pesadilla incómoda, pero sin la cual nunca hubiera conocido al señor de las noches.
Emprendí el camino, esta vez por una nueva senda a la orilla del río, marcada por sus huellas.
"El mendigo" de Cecilio Guzmán de Rojas |
"Tu guardián no duerme." (Sal. 120)
ORACIÓN DE INTERCESIÓN (COMUNIDAD DEL CORDERO)
Por las naciones paganas, que te buscan a tientas en la noche. Señor Jesús, te rogamos.
Por l@s que conocen la prueba de la noche de la fe, por l@s que dudan del amor de tu Padre. Señor Jesús, te rogamos.
Por los pueblos en los que ha caído la noche de la ideología totalitaria y la opresión de la mentira. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Por nuestr@s herman@s perseguid@s a causa de tu Nombre y que se ocultan en la noche para orar. Por aquell@s que son extraíd@s en plena noche de sus hogares, por sus perseguidores cegados por el odio, que no saben lo que hacen. Señor Jesús, te rogamos.
Tú que nos has creado libres, derrama sobre nosotr@s tu Espíritu de obediencia y de amor, para que este gran don de la libertad, sirva a los benévolos designios de tu Padre. Señor Jesús, te rogamos.
Por tod@s l@s que no nos aman y a l@s que no sabemos amar, por nuestr@s enemig@s y aquell@s que nos desean el mal. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Por l@s enferm@s, por l@s que están en los hospitales y pasan la noche en el sufrimiento. Por l@s que agonizan y mueren en esta noche y cuyos ojos no verán el nuevo día. Señor Jesús, te rogamos.
Por l@s abrumad@s por el peso de la soledad, concédeles reconocer tu presencia dulce y compasiva en su corazón. Derrama sobre ell@s tu Espíritu de consolación. Señor Jesús, te rogamos.
Por l@s que viven angustiad@s sin poder conciliar el sueño y cuya noche es interminable. Por l@s que sufren la tentación del suicidio y a quienes la noche somete al poder del príncipe de las tinieblas. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Por las prostitutas, por quien quiere comprar el amor en la oscuridad de la noche, por l@s que las tinieblas hacen caer en la trampa del vicio o la droga. Señor Jesús, te rogamos.
Por l@s ladron@s y criminales que cometen el mal con la complicidad de la noche. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Por l@s que están en prisión. Por l@s que se tortura y se degrada en lo secreto de la noche. Por l@s condenad@s a muerte que esperan la noche de su ejecución. Señor Jesús, te rogamos.
Por l@s pobres, sintecho, por l@s que erran solitari@s en la noche ante la indiferencia de l@s demás. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Por l@s niñ@s en la noche del seno de su madre, por l@s que no verán el día. Señor Jesús, te rogamos.
Por l@s cieg@s, cuya noche no tiene fin. Por l@s enferm@s mentales en la noche de su trastorno. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Por l@s que trabajan y penan en la noche. Por l@s que viajan en la inseguridad de la noche. Señor Jesús, te rogamos.
Por los hombres y mujeres que se aman, por los hogares que descansan en paz, por las mujeres que dan a luz a sus hij@s en esta noche. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Señor Jesús, Tú, la Luz, has afrontado las tinieblas; Tú, el Amor, has destruido en tu Corazón las fuerzas del odio. Por tod@s los que son perseguid@s, calumniad@s, injuriad@s, odiad@s; por todo@s l@s que son excluid@s y maltratad@s. Señor Jesús, te rogamos.
Por l@s habitantes de esta ciudad que duermen en esta noche. Por nuestr@s herman@s, familiares y amig@s a l@s que Tú proteges en su sueño. Señor Jesús, te rogamos.
Y por nosotr@s, pecador@s, que en la noche avanzamos hacia la luz de tu día sin ocaso. Señor Jesús, te rogamos. Kyrie Eleison.
Me he sumergido en el relato pensando lo que no era, y aún sin ser lo que hubiera querido, me ha parecido deslumbrante.... No sé si habrá sido porque ha amanecido y la triste y oscura noche ha quedado atrás....
ResponderEliminarLa oración es muy completa y eleva plegarias de todos y para todos... Seguro que llegan
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