lunes, 29 de noviembre de 2021

Un hogar privilegiado

Te lo prometo. No hay ciudad más bonita en el mundo que Pamplona en otoño. O, al menos, así me lo parece a mí. No tiene nada que envidiar a esas majestuosas ciudades, famosas por su belleza arquitectónica o su paisaje.

De madrugada, las nubes resbalan desde el cielo para humedecer la atmósfera y los adoquines. Es la hora de los enigmas, de las leyendas antiguas que embrujan la vieja Iruña. Esa hora gris, cuando la ciudad se despereza, se sacude la hojarasca y tiende una resbaladiza alfombra para quienes, con las mentes aún somnolientas, atraviesan el ambiente helado entre exhalaciones de vapor.

Nunca antes me había sentido tan afortunada por disfrutar de ese momento, ataviada con mi abrigo, la bufanda y un gorro, para hacer frente a las bajas temperaturas. Como alguien que, oculta entre las últimas tinieblas de la noche, es capaz de leer los anhelos y esperanzas de viandantes sonámbulos. Aunque en realidad, sólo las imagine.



Todos los días el mismo recorrido, los mismo lugares a las mismas horas. Los mismos amaneceres malvas y ocasos escarlata. El mismo sol tímido que crea reflejos en el Arga o se esconde de la lluvia, velando su rostro a los charcos. El mismo parloteo incesante, los graffitis y los símbolos diversos colgando de fachadas destartaladas. Las obras en Pío XII con las que nadie está conforme, el tráfico, las esperas en los semáforos o en los ascensores que suben a Descalzos. Esa iglesia tan tétrica y acogedora a la vez, cuyos santos me observan desde sus pedestales en la oscuridad. El parque de la Taconera con sus contrastes de amarillos, rojos y verdes, los bancos de madera y los ángeles de las aceras dejando caer lo minutos en una prórroga eterna... 

Todo sucede en este escenario mágico, en un entorno que rebosa encanto dentro de su normalidad sencilla, invisible para tant@s. El corazón me da un vuelco al saberme privilegiada por esta rutina hechicera, donde l@s desconocid@s se convierten en familia, de la que no conozco nombres ni historias, pero a quienes agradezco la sonrisa diaria. L@s echaré de menos cuando mi cotidianidad se rompa y cambie.
Fotografías de "Rincones y lugares pamploneses"
A continuación, los mediodías tardíos prendidos de silencio, las calles desiertas, el aroma a comida y marihuana escapando de los bares y de los balcones del primer piso. Después, la calma y la serenidad que preceden al jolgorio y a la risa.

Cuando el atardecer se apaga entre las callejuelas abarrotadas y la ciudad se viste de gala; cuando la luz de las farolas dibujan los contornos y trazan formas en la bruma, mientras el frío pinta de azul las yemas de los dedos... Entonces, en la hora naranja, aparecen.

martes, 10 de agosto de 2021

Eterna Peter Pan

 
"Nadie me enseñó a vencer al huracán,
ni hacer acrobacias con las palabras para lograr
hablar de lo grande que fue tenerte en mi vida.
Y aprender de ti. Y aprender de ti.
Ahora que soy más fuerte que el metal,
que esquivo las balas en esta guerra sin declarar,
me sobran preguntas, me falta aprender a vivir
recordándote, recordándote."
- Guevara -

Supongo que una se acostumbra a vivir sin despedirse. La gente pasa por nuestra historia y, en algún momento, sencillamente ya no está. Desaparece. 

Pero no logro acostumbrarme a tu no-despedida. A veces, tu recuerdo me oprime tanto el pecho que me salen goteras. Y no puedo enfadarme porque, al menos, tuve la fortuna de conocerte, de llamarte amiga y de ser la tuya. Es más de lo que muchas pueden decir. 

Quizás por prejuicios hacia tu estética de mujer musulmana, hubo quien no te dio la oportunidad, o más bien, debería decir que no se dio el placer de hablarte. Y precisamente, fue ese hiyab negro que ocultaba tu melena pelirroja, lo que me impulsó a acercarme para preguntarte los motivos. Te pedí perdón porque no quería que te sintieras cuestionada o no respetada. Fue en uno de esos bancos próximos a la biblioteca de la universidad. El sol lucía especialmente bonito en esos últimos días del verano ¡Qué época aquella! ¡Cuánta ilusión respirábamos, cuánta ingenuidad y cuántas ganas de comernos el mundo!! 

viernes, 28 de mayo de 2021

Historias de misión

"Son verdaderamente pacíficos aquellos que, con todo lo que padecen en este siglo, por el amor de nuestro Señor Jesucristo, conservan la paz en el alma y en el cuerpo"
(Adm XV)

Hay historias que merecen la pena ser escuchadas una y mil veces. Hoy le tocaba el turno a fray Manolo y a sus andanzas por tierras tan queridas como lejanas. Bueno no: son más que queridas, aunque un charco de nada nos separe. 

Y las fotografías siempre ayudan a iluminar el relato. Las imágenes de las décadas de los 80 y los 90 tienen esa belleza especial de la sencillez de vida, da igual si son de aquí o del otro lado del planeta. Me llama la atención cómo se parecen, desprenden la misma magia.

Medellín se ha desarrollado y ha crecido en estos años. Sin embargo, continúa con su característico paisaje urbano de ladrillo, extendiéndose colina arriba y una gran multitud de personas siguen reuniéndose para celebrar que Dios es bueno. A pesar de las desgracias, como el derrumbe que hubo en Villatina en el 87, en extrañas circunstancias y que acabó con la vida de muchas familias.

Fray Manolo habla con tanto cariño de su experiencia en Colombia que parece que lo está viendo según lo cuenta y yo lo revivo con él a través de sus palabras. Me parece verle subir por la ladera de pendiente infinita, descender hasta la Estrella para ayudar, pararse a hablar con la gente y celebrar los oficios de Semana Santa en la parroquia Hermano Francisco.

lunes, 11 de enero de 2021

Misiones Franciscanas Conventuales


El curso pasado, las niñas y niños fueron las grandes heroínas de la pandemia, permaneciendo en casa durante el confinamiento y cumpliendo con todas las medidas de seguridad para cuidarse y cuidar de las demás. Además, pudieron seguir estudiando gracias a las nuevas tecnologías y así seguir aprendiendo y creciendo como personas.

Ahora, imagina por un momento que tus circunstancias hubiesen sido otras. Imagina que tu casa es una sola habitación dividida con apenas una cortina que separa cocina y cuarto. Imagina ser niña o niño y sufrir violencia intrafamilar y de género. Imagina que para dar de comer a tus hijas e hijos tienes que salir a vender a la calle diariamente y no poder hacerlo. Imagina que no existan ayudas municipales ni estatales. Imagina no tener acceso a Internet ni los recursos telemáticos para que tus hijas e hijos puedan continuar sus estudios. Imagina vivir lejos de hospitales y centros sanitarios y no contar con los medios para desplazarte… Imagina, por un instante, que vives en Corozal o en las aldeas de los alrededores, en la costa atlántica colombiana. Estas son las realidades que padecen muchas familias en la zona donde los franciscanos conventuales establecieron sus misiones en Colombia.

Desde Misiones Franciscanas Conventuales en España estamos apoyando los proyectos que se iniciaron para paliar las consecuencias de la pobreza en materia de salud y educación, tanto en la infancia como en la tercera edad. Para ello, en el 2003, se creó un comedor social donde cada año aumenta el número de personas atendidas. Actualmente, se proporciona una comida fuerte al día a 150 niños/as y 50 ancianos/as. Unidas al comedor, existen las brigadas de salud que realizan el seguimiento sanitario (análisis, peso, crecimiento…). Con la pandemia, el comedor se ha sustituido por la entrega de lotes de comida a las familias para que puedan subsistir. 

A nivel de educación, en Corozal se realiza un acompañamiento a través del proyecto de refuerzo escolar, aunque desde que comenzó la cuarentena, ha sido reemplazado por un grupo de personas voluntarias que acuden a los hogares para detectar necesidades y realizar funciones de supervisión. Además, los franciscanos, tanto en Corozal como en Medellín, promueven que todas las niñas y niños puedan acceder a la educación de manera igualitaria, dotando del material escolar imprescindible, cuyos gastos son financiados a través de los apadrinamientos desde España (20€/mes). Asimismo, desde Misiones Franciscanas Conventuales apoyamos otros microproyectos, según las necesidades y las demandas que van surgiendo.

El Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, nos anima a ser como el buen samaritano, hermanas de todas, dejando a un lado lo que nos diferencia y siendo corresponsables con toda la familia humana. Así, desde Misiones Franciscanas Conventuales queremos invitarte a colaborar con tu oración y con tu aporte material, haciendo un donativo o apadrinando a un niño o niña. Si, además, te interesa participar en el grupo de misiones o en futuros campos de trabajo misioneros en Colombia, nos puedes localizar en las parroquias de los franciscanos conventuales en tu ciudad. 

¡Muchas gracias!


¿CÓMO COLABORAR?

- Donativo (indicando para las misiones en Colombia):

Núm. de cuenta bancaria:
IBAN: ES91 0049 1472 7121 9090 3535 (Banco Santander).

- Apadrinamientos en Corozal o Medellín:

http://misionesfranciscanasofmconv.blogspot.com/p/como-colaborar.htmlhttps://misionesfranciscanas.org/  


- Familia Melodías: con un donativo de 10€ (10 menús en el comedor) te regalamos un disco de canciones infantiles. (https://lafamiliamelodias.bandcamp.com)


- Pinturas misioneras:        https://www.instagram.com/pinturasmisioneras2021/


- Cómic S. Francisco de Asís:  http://www.asiselcomic.com/