
Esos días grises en los que el cielo es una lápida de plomo que llora lágrimas de cristal sobre la alfombra de hojarasca pintada de rojos, amarillos y naranjas.
Me
fascina contemplar la danza mística de las gotas al caer sobre los
charcos formando ondas infinitas; la melodía repiqueteante que
inunda el ambiente y el suave aroma a hierba mojada, mensajero de
recuerdos infantiles.
A lo lejos, nubes de vapor se fusionan con las montañas. Y poco a poco, el Sol, tímido y vacilante, se desliza entre la bruma para alumbrar con hilos de cobre líquido los cultivos y campos de girasoles, que se vuelven hacia él atraídos por su cálida caricia.
A lo lejos, nubes de vapor se fusionan con las montañas. Y poco a poco, el Sol, tímido y vacilante, se desliza entre la bruma para alumbrar con hilos de cobre líquido los cultivos y campos de girasoles, que se vuelven hacia él atraídos por su cálida caricia.
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allá, en una ciudad bruja, l@s niñ@s hacen volar sus cometas, dando
la bienvenida al arcoiris que se dibuja en el horizonte.