miércoles, 19 de diciembre de 2018

Presencia

Presencia.
Una, única, inigualable.

Presencia
habitada y habitable.
Por la que soy inundada.
En la que vivo y
desde donde soy plena,
sin ser más de lo que soy.

Presencia,
que es tierra de encuentro,
hogar,
instantes compartidos con quien es diferente,
sin límites, ideas o fronteras.
Que es abrazo profundo, paterno y tierno.

Presencia
luminosa
y sumergida en las noches del mundo.
En la noche de la violencia,
de la enfermedad,
de la miseria,
de la incomprensión,
de la envidia y la venganza,
del egoísmo y la indiferencia,
de la persecución,
de la soledad,
del mal.
En mi propia oscuridad,
ancla de esperanza.
Sanando las heridas,
o evitando que sigan doliendo.
Pasando desapercibida.
Sin darme cuenta que es el faro que me permite continuar.

Presencia
inocente,
que ve siempre lo mejor,
de la que somos imagen,
la cual es reto y meta.

Presencia
traducida en sueños
y no en ensoñaciones,
en llamadas
y no en cantos de sirena,
en verdad pura
y no en fuegos artificiales.

Presencia
mendicante,
disfrazada entre los amigos que duermen en las calles.
Escondiendo el rostro entre tantos,
atravesando mi historia,
tomándome de la mano,
para susurrar palabras bonitas al corazón
que todavía no entiendo.

Presencia
tan evidente en la belleza.
Especialmente en la naturaleza,
en los animales
y en la música.
En un paisaje,
en la tormenta
y en los ríos de agua anegando las aceras.
En la niebla baja.
En el sol radiante.
En la noche clara.
El atardecer.

Presencia
libertaria y libertadora.
Esencialmente fraterna.
Palpable en la alegría regalada
y en los momentos de amistad.
En la risa y en el cuidado mutuo.
En las conversaciones sin malicia.
En esas miradas que miran bien.
En esas escuchas que buscan comprender.
En caricias que alivian el peso.
En el ímpetu de quienes luchan
pacíficamente
por la justicia y el bien común.
En quien te quiere sin amarras y te ayuda a crecer.

Presencia
cotidiana y sin grandes arrebatos.
Sin éxtasis.
Sin alienaciones místicas.
Sólo paz y esa mirada sobre mí.
Que no me quita nada.
Pero me acompaña,
está,
permanece,
confía.

Presencia
divina en un establo.
Presencia
despreciada por el mundo.
Presencia
amada
por l@s más pobres,
l@s desheredad@s
y por extranjer@s.
Presencia
tan sublime que se abaja
a la fragilidad humana,
a la fragilidad de la infancia.

¿Qué es Navidad sin ti?

"Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de tod@s." 
(Fragmento de un himno de laudes)


EGUBERRI ON. FELIZ NAVIDAD.

"Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas. 
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres Altísimo. 
Tú eres Rey omnipotente. 
Tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra. 
Tú eres Trino y Uno, Señor Dios de los dioses. 
Tú eres el Bien, todo el Bien, el sumo Bien, Señor Dios vivo y verdadero. 
Tú eres Amor, tú eres Caridad. 
Tú eres Sabiduría, tú eres Humildad, tú eres Paciencia. 
Tú eres belleza, tú eres Seguridad, tú eres Paz. 
Tú eres Gozo y Alegría, tú eres nuestra Esperanza. 
Tú eres Justicia, tú eres Templanza, tú eres toda nuestra Riqueza. 
Tú eres Belleza, tú eres Mansedumbre. 
Tú eres Protector, tú eres nuestro Custodio y Defensor. 
Tú eres Fortaleza, tú eres Refugio. 
Tú eres nuestra Esperanza, tú eres nuestra Fe. 
Tú eres Caridad, tú eres nuestra Dulzura. 
Tú eres nuestra Vida eterna, grande y admirable Señor, 
Dios Omnipotente, misericordioso Salvador". 
(Alabanzas - Francisco de Asís)

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